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La Isla de los Estados
Breve reseña
La Isla de Los Estados fue divisada por
primera vez por los navegantes holandeses Whillem Schouten y Jacob Le Maire un
24 de enero de 1616. Creyendo estar en presencia del extremo austral de un
continente teórico llamado “Terra Australis Incognita”, dieron el nombre de
Statenland a la tierra que avistaban, en honor a los Estados Generales de los
Países Bajos. Más adelante, otros navegantes dieron cuenta de la existencia de
esta tierra, hasta que, en 1643 el almirante holandés Hendrick Brouwer la
circunnavegó y descubrió que se trataba de una isla, y no de una península de
la Terra Australis. Así pasó a llamarse definitivamente Isla de los Estados, un
nombre que llama bastante la atención y cuyo origen es así de curioso.
La isla está ubicada en el extremo oriental
de la Isla Grande de Tierra del Fuego, frente a la Bahía Buen Suceso, en la
península Mitre, separada de ésta por los (alrededor de) 30 kilómetros que
conforman el temido Estrechó Le Maire. Su geografía es abrupta, compuesta de
altos montes, con imponentes acantilados y afloraciones rocosas que intimidan
hasta al más osado de los exploradores.
Su vegetación no es menos exuberante y su fauna está compuesta principalmente por aves y mamíferos marinos, con excepción del pequeño Hullin, una nutria autóctona, y los famosos ciervos y cabras introducidas hace ya mucho tiempo. Una página importante debería ser dedicada al clima de la isla, en la cual llueve casi todos los días del año y los vientos parecen arrancarte del suelo donde estas parado. Sin embargo, esta temible descripción de un paraje inhóspito y deshabitado no hace fe a la verdadera belleza del lugar. Un territorio virgen, donde la naturaleza se expande a sus anchas y los bosques y matorrales reclaman la tierra para sí. Al contemplar la magnificencia de la Isla de los Estados, uno no puede menos que agradecer la decisión que allá por la década de los noventa la convirtió en una reserva Natural, histórica y Turística, resguardando para siempre el riquísimo patrimonio que representan para los fueguinos y para la humanidad.
Mucha tinta ha corrido por la historia de esta pequeña isla. Grandes nombres como el de Luis Piedrabuena, el importante marino argentino, están íntimamente relacionados con ella. Cárceles, prefecturas, loberos, explotaciones forestales, naufragios y tragedias nutren la esencia de este misterioso paraje
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